miércoles, 19 de diciembre de 2012

Dame un tiempo

El título de un blog nunca le sentó mejor a mi ánimo.
Estoy intentando levantar vuelo otra vez, porque me quebraron las alas de un manotazo. Cuesta volar pro ahora... duele, no me sale... tal vez no tengo ganas.
Necesito un respiro, un descanso... necesito tomarme un tiempo para rever algunas cosas, para ver qué es lo que pasa si me alejo, qué es lo que sale.
Necesito intentar manejar un poco todo esto que me pasa, necesito un poco de viento en la cara -viento del natural, no de las pestañas de nadie- necesito saber qué es lo que siento, al menos tener un vestigio.
Tal vez sean sólo unos días... tal vez un poquito más... Pero necesito irme un  momento, para poder regresar y vivir el reencuentro.
Hasta pronto a quien lo lea. (Si es que alguien lo lee, y si le interesa. Sino, supongo que no leerás esto :P )

Si me dejo a mi misma respirar un rato
                 hacer un cambio de aire, un cambio de mente
volveré fresca y nueva
                           reverdeceré como un brote tras una buena y merecida lluvia.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Eso es todo.

Tristeza. Me invadió de golpe y sin ninguna razón, sin ningún aviso. Lloré. Lloré de dolor, de furia contenida, de bronca, de aburrimiento, de miedo, lloré de soledad...
El peso de los besos que no voy a dar me rompieron las alas, me hicieron aterrizar salvajemente y a los tumbos, me lastimaron.
Y así, llorando, recordé aquellos tiempos en donde todo era más fácil, más simple, más llano. Recordé esos tiempos y maldije al aire. Grité tu nombre en silencio y seguí llorando.
Odie todo lo que me recordaba tu nombre. Odie haber hecho lo que había hecho. Me sentí usada, mes sentí idiota, todos saben que nadie hará que cambie mi opinión, y los besos sin sentimiento saben cada vez peor.
La imaginé, sin quererlo, tal vez. Y me odié. Me fui con los restos de mi dignidad rodando ruidosamente por el suelo, junto con mis lágrimas... Me fui.
Me retiré para no enfrentarme a la horrible realidad que me rodeaba, me retiré porque es mejor así, prefiero hacer como hago siempre, prefiero no hacerme cargo de mis equivocaciones y seguir siendo una nena confundida.
Prefiero no crecer, hacer de cuenta que era demasiado tarde, que no me dejaste un sabor amargo en los labios al recordarme todo aquello que nunca tendré de su parte, porque la princesa se aleja en su carruaje de tiempo, y ya no puedo seguirla.
Releí mi blog una y otra vez, intentando decidir qué hacer con su nombre dibujado en todas partes, intentando no pensarla con el alma.
Intenté hacerme entender que todo era demasiado pesado, demasiado aburrido, demasiado empalagoso para todos... Y tan sólo salí a caminar por la noche, para despejarme un poco, y la vi.
La vi y quise llorar. La vi y morí en el instante en que me sonrió como siempre, y me arrepentí de haber escrito idioteces, de haber imaginado escribir sin su imagen en mi mente, me arrepentí de buscar en un par de labios malditos mi redención, la cura a esta enfermedad que no existe, salvo en ella misma.
Mis síntomas crecieron, y agradecí al cielo tormentoso haberla encontrarla sola, y sonreí, seguí caminando sin ninguna dirección, y desaparecí en la oscuridad, llorando en silencio, intentando que los pájaros de mi mente no cantaran como si supieran el coro, intentando no amarla, intentando no dañar a nadie, descubriendo que son mis besos los malditos, y no los de aquel joven marinero de barcos de papel que me robó un par de suspiros en las sombras de las noches del último verano.

Intenté escribir sin que apareciera su imagen de perfección corrompida en mi mente, en mi alma... Intenté comprender que está hechizándome en cuerpo y alma, intenté olvidarla y no sonreír al oir su nombre, buscar en otros brazos algo de consuelo. Pero no puedo. No quiero. Y eso es todo.


Intentar olvidar lo que ya está enraizado en mi alma
              no tiene sentido alguno,
                  es intentar en vano.

Querer odiarte, olvidarte, no recordarte al menos
                        es imposible, es inútil.
El aire de diciembre te trae a mí cada vez más seguido.
            Tu perfume me despierta cada noche
                                invade cada sueño.
Me ayuda a despertar.

martes, 4 de diciembre de 2012

Imaginé.

"Al menos así vas a dejar de pensarla tanto" Me dijo una amiga ante mi tristeza. "Es verdad" conteste. Pero sabía que no era así.

Y me encontré tan sólo luego de cuatro días sin verte imaginando cómo te veré en invierno, cuando el frío me haga enamorarme más, como todos los años. Imaginé cómo será el fatídico Abril, intenté convencerme de que no valía la pena llorar, que todo seguiría igual -lo repito, INTENTÉ.
Imaginé cómo podrían tus manos ser más frías, cómo sería tu viento helado, tus pestañas escarchadas por el frío...
Imaginé tus dedos temblando y tu nariz colorada, y yo odiando al invierno nuevamente por hacerte ver tan hermosa, tan real, tan vos.
Imaginé el otoño, pero descubrí que sería mejor no vivirlo el próximo año. Todo caerá, no sólo las hojas... Imaginé tu cabello del mismo color que el follaje triste de los árboles, creí que te perdía entre los colores claros de su mañana. Desperté.
Desperté y maldije a quien te haya puesto en mi camino. A quien no lo importaba en absoluto lo que podía producirme un encuentro con vos, así, como fue, sin querer; un choque, con la danza que le sigue, sin decidirse por qué lado salir de la incómoda situación. Y mi temperatura aumentando, y la primera vez que sentí que el corazón se me salía del pecho de la vergüenza, cuando sentí que no podía ser más torpe, y te reíste. Y el fin del mundo fue real, y ya no pude concebir haber existido, si no te había visto sonreír...
Y se me hizo costumbre tu perfume, tu risa, el color de la miel pura que forma tu mirada; y aquí estoy, tras tan sólo cuatro días sin alimentar mi alma con tu brisa, desfalleciendo, imaginándote todo el tiempo, confundiendo las caras de las personas que se acercan, intentando dejar de temblar cuando te nombran... Estoy justificando tus descuidos ante mí, intentando convencerme de que no tenés idea, de que tan sólo sos inocente en grado sumo, y eso sólo te convierte en más adorable -si es que es eso posible- y hace que presienta que este verano hará catástrofes con mis neuronas  -o lo que quedan de ellas- y la lluvia que nos acecha no me ayudará en absoluto, sólo hará tu recuerdo más eterno, tu mirada más indescifrable, tu perfil más hermoso cada vez.

                                                     -♥-

Y aunque intente no puedo
              sacarte de mi memoria un minuto
             traerte a la realidad
                   y desarmarte la cintura a miradas.

No puedo dejar
                de faltarte el respeto en sueños
       y al verte regalarte una sonrisa
que me cobraré con creces...

viernes, 30 de noviembre de 2012

Viernes Santo, tormenta bíblica.

Te acercaste. Me miraste sonriente y me felicitaste por los resultados obtenidos. No me importaban. Tu mano aún estaba en mi cintura. Y aunque pretendí guardar la calma al decirte que no lloraras por mi ausencia, que nos veríamos pronto, que seguiría lista para molestarte, el roce ingenuo de tus labios contra mi mejilla me hizo sonrojar.
"-Voy a hacer un esfuerzo..." respondiste riendo, mientras otras personas se acercaron a platicar con vos -que seguías sin soltarme- conmigo, que seguía sonrojada, que seguía perdida, con el alma estrujada de los nervios, de la alegría por tantas cosas buenas juntas... intentando obviar las mariposas que parecían haber escapado de tus remeras para llenar mi estómago con ese sire tormentoso que se genera en mi interior en tu presencia.
La lluvia nos desconcertó, aunque la esperábamos con ansias. Fue una pena que haya durado tan poco...
Me marché de las manos de otras personas, aunque no quería irme. Aún faltaba tiempo para que la campana diera esta pelea por terminada... No era necesario irme tan rápidamente, como escapando de algo, de alguien. Pero la fuerza de mi acompañante era mayor, y tan sólo te dediqué una mirada cómplice, te saqué la lengua y reíste, devolviendome el gesto, haciéndome reír una vez más... como tantas veces en esta semana; continuando con esa cadena de sonrisas que comencé tan sólo semanas atrás...
Deberé acostumbrarme a tu ausencia, deberé comenzar a hacer uso de mi memoria, para recordarte clara y serena, etérea, feliz...
Tan sólo me felicitaste. Tan sólo preguntaste si estaba feliz. Tan sólo conteste que sí, ocultando la verdadera razón de mi sonrisa, que no era más que tu presencia, que el roce de tus manos heladas en mi cintura. Tan sólo escondí mis intenciones tras las risas, e intenté guardar todo el viento posible, ese que generás al pestañear, que está repleto de tu perfume y me eleva entre las nubes grises de este Viernes Santo.
Tan sólo respiré, y me llené de vos.

                                                    -♥-

           La frialdad de tus manos
                        me llena de sol el alma.
El sonido de tu risa profunda
                    genera convulsiones en mi corazón.

                                                          Quédate otro segundo princesa...
                                        sonríe, camina con cuidado, elévate.
                        La tormenta hace que tu belleza sea cada vez más eterna,
                                                           que tus ojos brillen sin tiempo ni dueño...
                                  que desfallezca al sentir tu respiración cortando el aire.
                                             
                                 
         

lunes, 26 de noviembre de 2012

Lloré

Esa sensación tan gratificante de saber que alguien cuenta con vos, esa idea de saber que la gente confía en vos, se ve opacada por un jodido destiempo.
Por minutos no llegué y me sentí terrible, porque yo tenía que estar ahí, porque dije que iba a estar siempre, y no cumplí. Porque el tiempo juega en mi contra, porque soy una estúpida.
Y tal vez sea el hecho de que una vez alguien haya puesto su confianza en mí -cosa que no es nueva, pero sigue siendo genial- tal vez sea el hecho de que suelo sentirme conectada de verdad con muy poca gente, tal vez sea el hecho de que últimamente el amor me pone más sensible, pero lloré.
Lloré como hacía tiempo no lloraba. Lloré de decepción, de vergüenza y de estupidez... Tal vez por algo de cansancio y un poco de borrachera, pero más que nada por vergüenza. ¿De qué? De no haber cumplido. De saber que era necesaria una respuesta, aún así hubiera sido una carita triste.... Tenía que estar... Tenía que responder, pero este puto destiempo que rige mi vida me arruinó la noche como hacía rato no lo lograba.
Y simplemente me arranqué las penas con canciones hermosamente tristes, con la soledad que me rodeaba, y seguí llorando. Llorando por un montón de cosas que me había callado, por otras que me había animado a decir, por nimiedades y por cosas serias. Lloré porque me dí cuenta de que el tiempo se me escapa, descubrí que Abril está cada vez más cerca, y aunque diga que no, el golpe va a ser duro. Lloré porque las vacaciones van a separarme de la miel que nutre mis poesías y porque soy una pendeja. Y lloro por pendejadas. Y no es necesario que nadie intente entender, simplemente me pasa que con las lágrimas se me escapan las palabras, inútiles ya, necesarias hace unos minutos, pero ya lo he dicho: Mi relación con el tiempo -al igual que gran parte de mis relaciones- es turbulenta y completamente enfermiza.
Lloré.

Y tal vez el llanto lave mis culpas
                                 limpie mi alma
Y me ayude a respirar más tranquila...

viernes, 23 de noviembre de 2012

Delirium tremens

Sigo contando los días que me quedan a tu lado, sigo intentando robarte la mayor cantidad de sonrisas posibles, para poder sobrevivir los tres meses que siguen sin morir muerta de amor.
Los resultados a mis chistes son favorables y siento que cumplo con mi misión si logro sacarte una carcajada, clara, desde el alma, como todo lo que te rodea.

Aún recuerdo observarte con aprensión durante demasiado tiempo, intentando que notaras que no podías ocupar un espacio en aquel mundillo en donde me sentía libre. Ahora comprendo que no era más que negación a lo que sucedía; ahora comprendo que no era mi estómago estrujándose cuando pasabas a mi lado, ahora sé que era mi corazón dando vuelcos.

Y como si fuera cierto... como si me vieras en vez de mirarme sonrío a un dibujo sin rostro ni nombre, un dibujo que miraste con atención para dar tu opinión, tal vez descubriendo entre tantos perfiles el tuyo, tal vez haciendo de cuenta que era sólo una ilusión, porque así es mejor, y así es más fácil para ambas...

Y la nostalgia se apoderó de mí antes de tiempo, y debo decirte que probablemente muera esta noche en otro sueño que me robes, y probablemente renazca mañana por la mañana con tu perfil sin tiempo saludándome por la ventana.
Pero prometo reponerme, regresar a aquel lugar que nunca fue mío, a aquel lugar que es tuyo por derecho propio y que responde a cada pequeño movimiento de tu cuerpo, un pestañeo, el simple movimiento de tu cuerpo al respirar, o tu mano acomodando tu cabello para evitar que te cubra las estrellas que llevás por mirada...
Prometo sobrevivir al verano más frío de la historia, y volver con fuerzas para seguir gastando tu sombra a miradas, para seguir dibujándote en silencio, para seguir con este delirio que me hace convertirte en historias de amores no correspondidos, pero perfectamente perfectos.

Quiero dejar de pensarte en silencio
         para contarte las verdades
            que mis dedos gritan desde hace rato.
                                        ♥
Quiero dormir con tu risa
    resonando en mis oídos nuevamente,
         contándome que la perfección existe
                         y tiene nombre de estrella...

martes, 20 de noviembre de 2012

Sin comienzo ni final

No quise ponerme a pensar cuánto tiempo faltaba para que mi alma íntegra se desmoronara;  pero lo hice, para luego descubrir que no era necesario que eso pasara.
 Descubrí que nada va a cambiar, ni vas a ser más suya, ni menos mía; porque sos libre, sólo por eso. Porque tu inquieta presencia no se deja encarcelar por un anillo, porque tu belleza consiste en eso; en el aroma a libertad que te brota por los poros, y eso no va a cambiar.
Porque nada ni nadie puede impedirme espiarte por la ventana, o intentar hacerte reír, o desmayarme cada vez que tu mano de mariposa me roce inocentemente.
Y en el momento preciso en que tenga que retirarme del reino en donde volás tranquila, sabré cómo recordarte, porque al fin y al cabo puedo dibujarte de memoria, y recuerdo tus movimientos como si fueran propios, y el color de tu mirada es imposible de olvidar; así, simple...
Porque el amor, correspondido o no es como la miel -la misma con la el universo hizo tus ojos- y aunque pasen los años, sigue teniendo el mismo dulce sabor, y jamás se hecha a perder; porque es algo demasiado puro, demasiado bello...

                                                                      -♥-
Y tus ojos de miel brillan mientras sonríes
     y mi alma se desarma alborotada una vez más.
Y tu viento de libertad
                sigue despeinando mis pestañas.

domingo, 18 de noviembre de 2012

...♥...

Mi cabeza aún sigue dando vueltas entre jirones de viento que me envuelven, llenándome el alma de tu perfume.
Terminaste por enamorarme, debo reconocerlo. Me lastimás sin quererlo, siendo tan inocente...
Intento robarte otra sonrisa nocturna, intento conseguir otro gesto tonto, otro roce ingenuo que me deje sonriendo el resto de la noche.
Estoy desgastando el cielo mientras intento encontrar una estrella que se atreva a brillar más que tus ojos, aunque sé de antemano que eso es imposible.
No puedo ya, controlar el golpeteo errante de mi corazón cuando te acercás, como lo hacés siempre, para decirme algo que probablemente no escuche, para lograr que me pierda en tu mirada de muñeca antigua y no quiera salir.


      Estoy perdida entre tus alas,
                          entre tus labios.
                         Perdida completamente
                y sin deseos de salir.

                                               -♥-

viernes, 16 de noviembre de 2012

Crónicas de una muerte sin anunciar.

Morí. Por un instante sentí que no podría seguir respirando, o que tal vez había muerto de golpe y sin darme cuenta.
Tu abrazo me tomó por total sorpresa. Tus manos frías terminaron por llenarme el alma de esa escarcha que tanto amo, terminaron por tirar abajo mis defensas y se adueñaron del tiempo.
No recuerdo ni qué fue lo que había dicho, ni qué respondiste, ni por qué razón reías tanto.
Sólo sé que, como de costumbre, tu inocencia te dijo que estaba bien abrazarme sin un previo aviso, aunque mucha gente sabe que podrías haberme matado de amor.
Intenté no perderme en tu perfume, intenté no sentir el roce de tu pelo suelto en mi cuello; quise hacer de cuenta que no era tu brazo el que me arrugaba el uniforme, en ese gesto de complicidad que intentaste tener al buscar apoyo a tus grandes ideas en mi. ¡Pobre de vos! Tu inocencia me asombra, pero no tenés la culpa, Princesa; no hay forma de que supongas que cualquier cosa que propongas va a ser perfecta para mí.
Continuabas riendo y yo también lo hice, mientras sentía como tu cuerpo temblaba producto de la risa misma, mientras mi alma se desmoronaba, se desarmaba en temblores...
Hubiera querido detener el tiempo en aquel momento. Tu mano en mi hombro y mi mano en tu cintura, tu risa en mi alma y mi alma fuera de mi; a kilómetros por sobre ambas; pero el tiempo no es de mis mejores aliados, y no sabe de ilusiones; y como de costumbre, no quiso detenerse.
A varios metros tu nombre resonó claro y eterno, como vos misma, y partiste flotando, no sin antes llevarte mi última pizca de cordura al rozarme la cintura como es tu (mala) costumbre últimamente.
Y así quedé yo. Con la tinta de mis venas corriendo desesperada y mis ojos perdidos en tu figura lejana. Me quedé observando el aire sin decir nada, intentando comprender que debía continuar con mi rutina, que sólo habías tenido un gesto de confianza como tenés con cualquier otra persona, intentando convencerme de que debía continuar mi camino, tratando de prestar atención a lo que todos decían en el lugar, sin parecer perdida entre tus largas piernas, sin escapar una vez más de la aburrida realidad que me rodea, sin demostrar que estoy perdida en tu perfil sin tiempo ni edad, y que no sólo observo el paisaje de aquel pintoresco pasillo abarrotado de jóvenes apurados que no saben de amores indebidos y tan inexplicablemente hermosos.


 Déjame dibujarte una vez más
                                   que tu sonrisa infantil me mantiene de pie.
                                                           y tu recuerdo le pone color a mis sueños más grises.
                                                          -♥-

martes, 13 de noviembre de 2012

Descifrarte, disfrutarte.

Fui sensata. Te dije que me gustaba hacerte reír. Pensé en cortar la frase en el simple "Me gusta". Pero mis neuronas se opusieron a ello, y respeté su decisión. Al fin y al cabo, a veces es mejor amar un poco con la cabeza.
No recuerdo qué dijiste luego. No te oí. Sólo sé que me miraste a los ojos y que tu mano helada me quemaba el brazo.
Y la música que llevas en el alma me trasladó a tu infancia; tiempo en el que aún yo no había llegado a este mundo, y me sentí idiota. Me sentí estúpida, como cada vez que me enamoro de la persona más inadecuada, como cada vez que dejo caer con torpeza todo lo que tengo en los brazos cuando pasas a mi lado llenando el lugar con tu perfume de juventud desbordada, de niñez eterna.
Hablamos sobre la vida misma, sobre tus amigos, sobre mi familia, sobre todas esas cosas de las que no deberíamos hablar para mantener una relación estrictamente "profesional". Me preguntaste sobre mis dibujos, y contesté estupideces que nada tenían que ver con lo que buscabas saber. Lo siento por eso... Tus ojos canela me hipnotizan, y tus largas pestañas me enredan en su baile, haciendo que mi alma se me escape por los dedos cubiertos de lápiz y no pueda concentrarme.
Todavía no logré descifrar tu sonrisa casi triste... ese intento de sonrisa, que supera a todos los que he visto en belleza y efecto producido en mí. Todavía no pude deshacer ese manto de misterio que te envuelve y hace que me pierda en tu andar más a menudo cada vez. No sé qué es lo que hace que parezcas una niña perdida, no comprendo por qué tus manos están tan heladas o por qué tu risa hace eco en mí.
Aún intento comprender qué causa el perfume de las hojas blancas en tu persona, qué es lo que hace que te acerques en cuanto comienzo a dibujarte en silencio. Mientras tanto seguiré intentando hacerte reír,  seguiré guardándome tus silencios, tus miradas perdidas como tesoros que en mis momentos de soledad me sirven como escudo, me ayudan a retratarte más hermosa que ayer, y menos que mañana.



Mi corazón ya no responde a tu presencia volátil.
                                    Mi mirada vaga perdida entre tus pasos.
                                                    Mi alma ya está inundada de tu aroma a libertad.
                                               
                                                    -♥-          

                                                |_| ◘ |_. ◘ ◙             

sábado, 10 de noviembre de 2012

Perdida (crónica de una mañana de lluvia)

Me desconcentré por un minuto y desperté perdida en sus ojos grandes de niña temerosa.
Quise volver a mi tarea pero ya no pude. Era demasiado tarde; había sonreído y en mi corazón los segundos habían huído junto con mi cordura.
Ya no podía pensar en otra cosa, ya todo me parecía fantástico. Todo se había convertido en amor mismo.
Me asombraba, me fascinaba el simple hecho de saber que respirábamos el mismo cálido aire, que ambas sentíamos el mismo aroma a lluvia y que a ambas nos traía los mismos recuerdos...
Fui feliz al descubrir que los relámpagos producían en su alma la misma euforia que en la mía y tuve que resucitar, luego de sentir su cuerpo helado por el viento junto al mío, mientras ella asombrada sostenía que los ojos de mis dibujos tenían la luz de la vida, sin pensar jamás que la vida son sus ojos.
"Es que amo... los ojos" respondí inquieta; intentando parecer despreocupada.
Ella sólo sonrió otra vez, entrecerrando los ojos y acomodándose el flequillo; y deslizando su mano por mi cintura se alejó a divisar la tormenta por la ventana; aprovechando ese único y pequeño momento en la mañana en que nadie la solicita, llenándose la mirada de rocío, nutriéndose del viento para seguir despeinando mi alma.
Sólo la miré. Y continué mirándola; continué memorizando cada uno de sus movimientos, intentando guardar en mi memoria su voz tranquila, su presencia volátil... intentando robarle más sonrisas, que me permitan vivir estos días con su ausencia como si no fueran una tortura o una broma cruel del destino.
Regresé antes de partir para observarla una vez más por la ventana, para sentir su perfume al recoger algo que adrede había olvidado, pero ella ya no estaba. Ya su fugaz figura flotaba en el oscuro pasillo iluminando aquel oscuro y lejano recinto.
Sonreí una vez más, como incontables veces lo había hecho esa mañana; sonreí al saberme dueña irrefutable de al menos una charla amena, de un par de sonrisas tranquilas, y escribí una vez más su nombre de estrella en mi muñeca, descubriendo que ya no había vuelta atrás. Estaba Perdida. Estoy Perdida.


Si te acercas y me inundas con tus dulces ojos,
                          mi corazón bombea tinta cada vez más rápido,
 llenándome las manos de palabras
                        y el corazón de mariposas. ♥

sábado, 3 de noviembre de 2012

Estrella de lejanos testamentos, mariposa silvestre...

La Princesa me miró desde su trono, tan por encima mío como podía. Sonrió, como cada vez que me descubre mirándola a los ojos. Sonrió y otro viento huracanado envolvió mi alma de adolescente confundida.

Quise odiarla, intenté cerrar los ojos y el corazón a sus labios de fresa Silvestre, que todo parecen opacar. Intenté, pero fue inútil. Su perfume de brisa ya estaba instalado en mi memoria, y su caminar tranquilo, sus pisadas de viento nuevo me resultaban hipnóticos.

Decidí, por fin, permitirme amarla en silencio y desde lejos. Decidí espiarla por su cárcel de cristal y me prometí intentar hacerla sonreír al menos una vez al día. Esa cuota de luz de estrella me mantendría con vida veinticuatro horas más.
La descubrí intentando descifrar mis notas varias veces, y le  prometí su aparición momentánea en mis historias. ¡Que inocente!  Cómo iba ella a suponer que protagoniza mis más dulces sueños y también los más indecorosos. ¿Cómo lo sabría? Si al fin y al cabo aún puedo mantener la compostura a su lado, si aún me esfuerzo en parecer calma cada vez que su mano de mariposa se posa sobre mi hombro, en un gesto cómplice y tan común para ella.
¿Que si intenté dibujarla? Claro que sí. Pero no le hice justicia. Los ojos que me miran desde el papel nunca tendrán el brillo, el color de la miel más dulce como los suyos. El irrespetuoso mechón de cabello esbozado a lápiz nunca logrará parecerse al real, y aunque casi idénticas, sus manos apenas tibias nunca podré imitarlas. Jamás acomodará su cabello con suavidad en mi torpe dibujo; y aunque me esfuerce, jamás lograré preparar el color exacto de sus jóvenes mejillas plagadas de pecas, que no hacen más que transformarla en otra niña; que no logran otra cosa que hacerme reír con fuerza  aunque no lo desee y que me atrapan mirándolas cada vez más a menudo, haciendo que desvíe rápida la mirada.
¿Qué importa que no sea mía? Si de todas formas puedo adueñarme de su sonrisa cada mañana. "¿Qué importa que no me mire? Si me llena los ojos" ¿Y qué importa que por las noches él la encierre entre sus brazos? Si con un poco de tinta azul ella vuela a mi lado.
Si la conocí encerrada ¿quién soy yo para reclamar su libertad ahora? Si aprendí a adorarla de todas formas y colores, sin importarme siquiera que ella se diera por enterada.



                                                      Sin importar mi destino
                                                                       sigo vagando por la cornisa de sus ojos.
                                                  Estoy perdida. ♥

lunes, 15 de octubre de 2012

El regreso de Mi Princesa

                                                         Me dijeron que no lo hiciera, que no era así, que me equivocaba.
Me cantaron canciones   de cuna tristes y      
                                   me enseñaron a bordar corazones en telas viejas.
                                                                -♥-

Empezó como un juego, como un chiste, como una broma. Nos reímos,  fue gracioso, pero dentro de mi alma se había plantado una duda, y no tardaría en crecer y dar frutos.
Mi histeria creció y un día me encontré con una sensación extraña en el estómago, y tan sólo había pasado junto a mi.
Es tan terrible ese nudo en la garganta y ese calor que asciende desde el pecho y me enciende las mejillas. Es tan terrorífico como hermoso, y me da terror. Me da miedo perder el control de mí misma ante su presencia de brisa otoñal.
No camina, tan sólo se desliza a diez centímetros del suelo haciendo que las flores se abran a su paso sin poder resistir su brillo de nuevo sol. Y yo no resito.
No lo busqué, no lo quise así, pero cada vez que me encuentro sin pensar nada, su nombre de estrella fugaz aparece en mi memoria, y su risa cantarina flota en el aire, y sus ojos miel me observan desde arriba, como siempre lo hacen y me desarman.
Tal vez la marca roja de lo prohibido incentiva mi locura cotidiana y me eleva hacia el infinito encerrada en esta nube de confusión amorosa, de confesiones en voz baja.
Mi Princesa de Aire me ha enredado entre sus alas y me tiene prisionera. Se ha adueñado de mis mejores sueños, y habita en mi cabeza sin pagar alquiler.
Esta situación está a punto de superarme y, lo siento Princesa, si pierdo el decoro. Tu belleza de luna de octubre, tu semblante misterioso es más fuerte que cualquier recuerdo de la educación que alguna vez me brindaron.




                                                                                                               Intentando remontar este barrilete.

sábado, 11 de agosto de 2012

Fénix.

Fue una tarde lejana de abril cuando se vieron por primera vez, cuando temblaron uno frente a otro sin decir una palabra.
Ella lo miró expectante, con sus ojos claros llenos del brillo de la obsesión que se despertaba.
Él, enorme y silencioso, conservó su porte de los años treinta en los que parecía haberse quedado. Un caballero con la armadura descascarada por los años y las batallas que observaba todo lo que ocurría con una carga de tristezas ajenas que lo hacían ver tan distante...

-¡Amelia! - un grito los separó cuando la niña fue arrastrada con su familia para continuar el paseo vespertino.
La madre la regañó por haberse atrasado, sin darse cuenta, como de costumbre, del cambio en los ojos de su hija; sin descubrir que el mal se había cruzado con aquella problemática muñeca de ojos color cielo y cabello oscuro como la noche.

Los días siguientes fueron catastróficos para la familia de Amelia Canto. La muchacha se comportaba mucho peor de lo acostumbrado.
Desde el instituto habían dicho que no podían controlarla, que sus gritos eran cada vez más fuertes, que desaparecía en los recreos y reaparecía llena de polvillo, carbón y telas de araña frente al parque central, diciendo que tenía una cita, que debía apurarse.
Nadie podía ya hacer nada, salvo intentar calmar aquellos brotes psicóticos que eran cada vez más recurrentes.
Los doctores se habían dado por vencidos tan solo semanas más tarde; luego de haberle recetado algún medicamento más fuerte, que no había conseguido quitarle aquella obsesión con ese enorme y silencioso primer amor.

Tras meses de martirio, su familia decidió internarla. Ya todo era demasiado complicado...
Amelia no quería comer, se despertaba de madrugada gritando, corría desnuda por el techo de la casa, y amenazaba con tirarse si no la dejaban verlo. Y hacia el centro partían todos para calmar su ansiedad; y ella sólo lo miraba como lo había mirado la primera vez, cuando sintió que él sí la comprendía, cuando sintió que por una vez en su vida alguien le tendía una mano y la ayudaba a volar.

No pasó mucho tiempo hasta que la jovencita comprendió los planes que tenían para ella y terminó por enloquecer.

Desapareció una noche helada y silenciosa de julio y no se llevó nada. Sólo su corazón palpitante y los pensamientos de una loca que quiere ser feliz, que sólo quiere ser feliz.
Su madre encontró escrita en la pared del cuarto la despedida y comprendió todo. La muchacha había escrito la blanca pared con carbón. Decía:
"SOLO QUIERO UN CÁLIDO ABRAZO QUE ME AYUDE A VOLAR".

Ella estaba con él. Todos lo supieron en segundos y fueron a su encuentro. Cuando llegaron una multitud de personas ya estaba allí, mirando al cielo sin entender.

Él estaba en llamas. El viejo caserón del pueblo, el edificio más alto, más antiguo y más hermoso, ardía de a poco, olvidando su triste historia de amores imposibles, de crímenes, de muerte. Ya con él morían los sueños rotos de la pobre pareja inglesa que había sucumbido tras sus paredes para unir su amor prohibido.
Ella estaba en la azotea. En sus ojos claros se reflejaban el fuego y el humo, la locura, la obsesión.

Sus padres le rogaron, lloraron, los bomberos intentaron apagar el incendio y hacerla recapacitar; pero ellos estaban decididos a morir juntos.
El fuego no cedió, como si saliera del corazón mismo del edificio; y la muchacha sólo rió y exclamó gritando:

-Él me ayudó... Me convirtió en ave, me convirtió en Fénix. ¡Puedo volar! Renaceré de las cenizas...

Y así intentó. Saltó desde el edificio más alto. Pero no voló.
Su cuerpo quedó inmóvil en el sucio suelo rodeada del grito de la gente y el calor del fuego. Nadie pudo hacer nada; al instante, el edificio completo se desmoronó sobre el cadáver de la joven.
Y ya no quedó más nada de ninguno. Ambos fueron libres de penas y tristes historias, de errores propios y ajenos. Ambos fueron oídos por primera y última vez. Ambos volaron con el fuego.
Como dos fénix, aún esperan renacer.-

viernes, 13 de julio de 2012

Otra de Romeo y Julieta...

Las lágrimas rodaban por mis mejillas como gotas de rocío en las verdes hojas... No quise mentir, pero tampoco creía conveniente decir por qué lloraba.
Me sentí estúpida y tonta y chiquita... Sentí que era una nena llorando por idioteces, aunque tu ausencia no sea una nimiedad, aunque me duelan en el alma tus silencios de Señorito, de mal criado, de niño maldito.

Sus manos, señor, no han hecho más que destruir la poca confianza que había llegado a protegerme de engendros que juegan a besar doncellas en la oscuridad. Parece un Marescotti, un condenado que vino a este mundo a destruir todo lo que toca, un pobre hombre con manos malditas que causan tantas desgracias como alegrías...

He nacido de la tristeza misma, condenada a su compañía por toda la eternidad, he acostumbrado mi alma a la humedad constante del llanto cotidiano; por eso mismo me sorprendió pasar tanto tiempo sin derramar lágrimas de pena... me sorprendió la ausencia, pero más aún su regreso, después de horas aguantando ese temblor en la voz, después de no recibir respuesta alguna de tu parte; después de jurar que te odiaba comienzo a creer todo lo contrario.
No quería llorarte... no quería; eso implicaba un  vínculo emocional que no estaba para nada en nuestros planes, pero fue así..
Un Marescotti y una Tolomei... Una historia repetida de amor y desengaño; una tragedia anunciada que elegimos revivir.
No podemos cambiar la historia.. Romeo y Julieta es bella tal y como es... No puedo dejar de llorar y de inventar escusas para ocultar el deshonor de haberme enamorado de tus manos malditas y de tus besos de sangre divina...
Y aunque lo intenté, no  pude parar de llorar de desamor, de desatención, de furia contenida, de silencio; no pude decir que eras la razón de mi llanto, de mi silencioso llanto que nadie oía en el desierto de la fría noche; soy demasiado orgullosa como para aceptar que un simple niño caprichoso y desobediente me quite el sueño entre suspiros... No puedo sobornar a mi cerebro para que deje a mi corazón por un minuto tranquilo y así, mi Romeo, correr entre las sombras sin miedo al qué dirán, y dejar que tus manos maldigan y desarmen mi cintura en un beso eterno, que selle aquel pacto maligno de amor y tragedia..
No soy Julieta, amor, no sos Romeo, pero la tragedia, tragedia seguirá siendo, En Siena, En Verona... y aquí también...

sábado, 23 de junio de 2012

Postal de estrella

Los colores de aquel atardecer parecían haber sido elegidos por algún pintor desquiciado y sabio, de esos que viven rodeados de papeles arrugados y soledades rotas.
Era un simple ocaso, pero aquel resplandor naranja me inundaba las pupilas y el calor que desaparecía lentamente me incendiaba ese pequeño pedacito de alma que se enciende cuando me siento libre de ser quien debo.
El viento acariciaba el inmenso maizal , arrancándole dorados suspiros que se elevaban junto con aquel opaco polvillo que se desprendía de las terrosas calles.
Un tordo cantaba en la lejanía, musicalizando la postal, dándole tonos rojizos del aire con su lastimera canción y recibiendo a la noche, a quien le daba la espalda sin inmutarme.
Las estrellas, una en una se fueron encendiendo, como mostrándome el camino de regreso a casa, pero yo no quise volver.
El manto que flotaba sobre mi cabeza se tiñó de violeta oscuro, luego de azul; hasta convertirse en un raso negro azabache salpicado de luces de esperanza, que me observaban como miradas cómplices, vigilando mi periplo...
Levanté la vista y la divisé por fin. Mi pequeña estrella seguía como siempre, brillante, imponente, esperando mi retorno a casa.
Sé que también la miraste, que quizás quieras asomarte a mirarla una vez más, para sentir que ya volvimos, que recuperamos aquel mundo que nos pertenece; que es tan nuestro como es posible.
Yo aún estoy aquí, aún miro mi estrella desde el maizal, tal vez la encuentres entre antenas y carteles, tal vez la noche se retire y el viento del nuevo día te despeine las pestañas, descongelando aquella parte de tu alma que la sociedad ha congelado. Tal vez sea esa la única condición para volver a nuestra esencia, a nuestra verdad; tal vez sea el único pasaje para volver a casa.

¡Saludos desde los altos maizales de un  pueblo sin dueño ni tiempo!

sábado, 16 de junio de 2012

Desde el Pueblo Sin Tiempo...

Las luces tibias de la tarde me alumbran la cara y el viento me acaricia los pies descalzos.  Hay música a mi alrededor; los perfumes de esa cálida jornada me envuelven el alma y el pasto largo y suave me abraza la piel.
A mi lado sólo hay nada, sobre mí, un cielo tan azul como los ojos de algún poeta lejano, una nube pasa volando lento, mientras los pájaros cantan una canción de despedida para el calor del otoño.
Tengo los pies helados pero no me importa. Estoy acá. Con mis margaritas que aún no se rinden y planean seguir vivas...
El invierno que se acerca me enfría las mejillas con una delicadeza que hacía tiempo no poseía y mi alma lo agradece, mientras tirada en la hierba pienso en que es verdad que en este lugar el tiempo no pasa.
No quiero levantarme, no lo voy a hacer. Me quedaré aquí, echaré raíces en esta tierra de nadie, dormiré rodeada de estrellas nunca antes vistas y formaré parte del paisaje que me vio crecer, que vio como me alejaba y con los brazos abiertos me recibe cada vez que vuelvo a buscar algo de paz entre sus pastizales altos y solitarios, adonde voy a escuchar a la vida transcurrir a mi alrededor. Allí donde el viento acaricia los pies, despeinando el cabello y el alma y el canto de los pájaros y el zumbido de las perezosas abejas es lo único que se puede oír.
No me levanto durante  un tiempo indeterminado, no lo sé, allí de verdad el tiempo no transcurre; sólo sigo recostada allí en real sintonía con el universo mientras la vida gira alrededor de este lugar que me vio nacer. Sigo aquí, no me iré...

lunes, 4 de junio de 2012

Nunca había vuelto a verla tan feliz como aquella noche que volvió a despertarme a carcajadas. Su risa sonó clara, sonó a amanecer de fiesta, sonó a campanas y a viento frsco.
Hacía tiempo que no la veía... ya no era la misma joven de pálida tez  y ojos perdidos en la tristeza.
Hoy brillaba con unos ojos de luna metálica, hoy su cabello volaba con la fría brisa de la noche, pero ella irradiaba calor en su sonrisa.
Volví a dibujarla una vez más como tantas veces. Volví a oirla reír y le conté cuentos sin final para que pudiera descansar tranquila.
Sonreí al despedirla. Mi princesa, ni musa estaba feliz.. después de tanto tiempo era feliz, reía, brillaba. Me contaba su vida como propia y no paraba de agitar sus largas pestañas, con sus enormes ojos brillando en lo oscuro de mi habitación, con la música de su alma acelerada, tocando una melodía alegre y vivaz.
Sus labios de fresa no pararon de moverse, de soltar historias fantásticas que ocurrieron o no en ese tiempo en que sus visitas eran sólo recuerdos.
La espedí y volví a dormir,  aunque ya estaba dormida, volví a dormir sin haber despertado, soñando con mi musa que despierta en mi poemas sin comienzo y sin final, soñé con la blonda con caminar de viendo y pestañas que parecen el marco de aquellos ojos de tormenta lunar que se despidieron prometiendo volver a este mundo a contarme historias nuevas, a reir, a escuchar nuevamente mis historias sobre ella misama, esas que tanto la fascinaron desde el comienzo.
Como una niña perdida, como intentando encontrar en mis historias aquello que le falta a su mundo de sueños incumplidos volvió, como vuelve cada vez que se aburre de contar las estrellas de su cielo; volvió para volver a volver. Mi Princesa de Aire, HA vuelto.

domingo, 27 de mayo de 2012

Cuando no estoy como debería estar suelo escaparme a un mundo mejor, que me deje crecer tranquila, a mi tiempo, a mi manera, en paz. Voy a ese ,lugar en donde yo decido que es real y qué no. Allí donde me siento más yo que nunca, donde puedo ser más yo que nunca. Ahí donde mi MUCHOSIDAD reaparece y puedo recordar cómo he llegado hasta aquí.
Me voy de vez en cuando cuando aquí todo es oscuro y no sé adónde ir; prefiero desaparecer a contestar cosas que nadie quiere ni merece saber de mi.
No hay explicaciones, simplemente soy así. Así de rara, de teatral y exagerada, así de ciclotímica y bipolar, así de histérica. Así soy. Y me hago cargo! ♥ Dulces sueños a todos aquellos que esta noche pretendan soñar!

lunes, 30 de abril de 2012

Buscando cosas que nunca encontré me perdí  un segundo en su sombra que, alargada por las luces del ocaso era eterna y sin fin. Lo miré al pasar a su lado y sonrió regalándome un guiño travieso de galán adolescente y envolviendo mi confusión con su perfume.
Así seguí volando en mi mente; recorriendo las calles de ciudades llenas de galanes.. De malditos niños traviesos a los que les divierte confundirme con sus miradas profundas y sus perfumes inolvidables de casanova de instituto. Te extraño Puck... ♥

sábado, 21 de abril de 2012

   La alegría se me escapó de golpe y desde lo más profundo de mi ser, la serpiente que dormitaba despertó nerviosa y quemándome las entrañas.
Intenté guardarla, dejarla dentro, encerrada, pero no pude, me quemaba demasiado y no estaba dispuesta a seguir sufriendo. Ya no iba a soportar más impertinencias de personas que supuestamente me quieren.
   No necesité hablar; una mirada bastó para que vieran la oscuridad que me ensombrecía las pupilas, para que sintieran qué era lo queme habían hecho, para que descubrieran mi ira.
   No necesité gritar, o dar un golpe para hacerme escuchar. Mantuve mi calma y mi voz sonó serena, tan serena que parecía un susurro.
   He preocupado a mucha gente otras tantas veces, he lastimado, he hecho sentir mal, incluso miserable a uno que otro. He utilizado el poder más grande que se me ha concedido: el de las palabras. Las he profanado para vengarme.
   Hoy no lo he hecho, mis impurezas han sido lavadas por la calma. He mirado dentro de los ojos de quien me ha tomado por idiota y le he dicho con una mirada mucho más de lo que podría haber escrito, gritado; he guardado el silencio más sepulcral al ver sus ojos y he llenado de frío el lugar.
   He preocupado a más de uno con mis inconstantes y oscuros silencios, los he puesto a pensar extrañas teorías sobre mi parca y callada presencia de ventisca de julio.
   Hoy soy sólo un silbido, un viento que despeina tu flequillo; soy una sombra fuera de lugar que no se irá de aquí ni con la luz más brillante. Hoy soy pura y fría. Hoy soy silencio.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Los ojos de la noche nos encontraron bañados en un silencio duro, frío, oscuro; como de pavimento.
Nadie sabía el por qué de nuestra parce presencia en esa noche extrañamente fría de ese verano extrañamente extraño.
Fingí no mirar a nadie para no descubrir que me miraban, y como siempre suelo hacer, escondí mis ganas de correr tras una sonrisa.
Las cosas se habían puesto demasiado raras. Desde hacía tiempo ya no éramos los mismos, ya no nos tratábamos igual... ya no corríamos a cazar mariposas, pero seguíamos con ganas de correr; de irnos lejos y no tener que explicarles.
De conocer el mar subidos a nuestra barca de papel, de remontar olas, de desperdiciar besos... Inconscientes, locos, desquiciados como dos enamorados del amor que no encuentran otros caminos que no sean los que se tienen que hacer a sangre y sudor...
Tus ojos oscuros me hicieron sonrojar, pero nadie lo notó en la densa oscuridad, en el espesor de los eucaliptos que nos protegían acunándonos con su canción de viento.
El olor a pasto húmedo y a cerveza inundaba el aire y los sonidos de las risas adolescentes me trasladaron a tu lado nuevamente.
Nadie supo qué pasó después, en que momento terminamos perdiendo la cabeza. Nos declaramos culpables, al fin y al cabo somos los únicos testigos, los únicos que tenían besos de sobra en los labios; tus ojos de niño malo son los únicos que pueden hacerme cometer locuras, dejar de analizar este mundo y entregarme a la noche y sus delirios. Al final, sólo mi risa puede hacerte comprender que no todo es lo que parece. Al fin y al cabo somos tan distintos que entre nosotros corren chispas.
No me obligues a tragarme mi orgullo, a pedirte otra noche de besos y sombras, a llevarte de la mano entre las alargadas sombras del crepúsculo hacia un mundo diferente dentro de nuestro mundo.
Tal vez sea tu desparpajo, tus ganas continuas de estar en movimiento, la facilidad con la que las demás personas se fijan en vos, la manera instantánea en la que me hacés morir de celos o de amor, tu sonrisa de chico malo que todo lo quiere y sabe cómo obtenerlo, o simplemente el hecho de que me viste cuando me creía invisible para muchos...
Gracias por todo mi hermoso y maldito Puck... ♥.♥

lunes, 16 de enero de 2012

El fulgor de aquellos ojos que, como faroles en la oscuridad la habían cegado se cerraron al aproximarse sus bocas.
Y como si alguien o algo tirara de ella se elevó por los aires, volando en ese beso perfecto y desquiciado.
Las manos de él, con una delicadeza impropia en ellas la tomaban suavemente de la cintura y le alborotaban el cabello. Sus labios quemaban en esa torpe y dulce lucha de mordiscos y caricias; y el sol nacía, matando a la noche y sus desaires, y el alba proporcionaba un calor, una tibieza perfecta al bañarlos con su luz débil pero brillante.
Sintió que volaba en el lejano horizonte; en ese cielo del color de la tinta diluída, en donde no amanecía aún, pero ya no era de noche. Sintió que volaba, que moría al separar sus labios de su joven ladrón de besos; sintió que la tibieza de su aliento le curaba las heridas abiertas anteriormente por la misma boca.
El alcohol y la pasión que corrían por sus venas rompieron el equilibrio no ´solo de su mente, sino también de su cuerpo.
Sus lenguas, eufóricas bailaban al compás de su respiración, que era la misma -clara y profunda- entrelazándose y burlándose del tiempo; parando al mundo entero.
La luz del sol los abrazó y simplemente se miraron, respirando confundidos. La triste canción de un pájaro lejano lo dijo todo, y él se despidió con una sonrisa y un beso en la frente que terminó por desarmarla.
Ella se quedó callada, sonriendo mirando como él se alejaba, como el mundo comenzaba a despertar antes de regresar a su hogar.
Y simplemente se recostó, aunque seguía en las nubes; se recostó intentando calmar la bestia que en su pecho batía las alas descontrolada.
El llanto del pájaro aún flotaba en el aire, el sabor de los besos del joven descansaba en sus labios, sus manos le quemaban en la cintura y sus sonrisa aún brillaba en sus retinas.
Se durmió sin saber si toda esa noche había sido real, sin poder asimilar lo sucedido; sin soñar... ya todo estaba hecho...

Gracias por brindarme paz...