jueves, 30 de enero de 2014

Llanto

Llorar. Por un montón de cosas contenidas, llorar de frustración, de tanto extrañar, de dolor, de decepción. Llorar; necesitaba hacerlo, necesitaba limpiarme el alma con la sal que cada lágrima tiene. Necesitaba llorar.
Necesitaba volver a ser una nena chiquita llorando porque no le dieron un abrazo, porque no se animó a pedirlo, ni a darlo a quien sabia que lo necesitaba. Necesitaba llorar porque quiero seguir durmiendo con la tranquilidad de siempre, sabiendo que mamá está a unos metros de distancia.Necesitaba llorar porque hay gente a la que aún le tengo terror, necesitaba llorar.
Lloré. Lloro. Y pienso seguir llorando, porque hay mil cosas que quiero decir y el mundo no quiere escuchar, porque estoy muerta de miedo, al mundo, a la distancia, a la soledad, a alguna gente, a defraudarme, a no servir, muero de miedo a perder lo que tengo.
Y simplemente necesitaba algo de humedad en el alma, así tal vez vuelva a florecer como hace un tiempo.

                                                     -.-

Y si todo fuera más fácil,
      si no rebalsara mi alma de emociones,
si no me persiguieran los fantasmas del pasado,
                     si la distancia se esfumara de golpe,
si tuviera más coraje, tal vez, si fuera fuerte...

No habría más drama, dolor, tristezas o miedo.
      No sería yo tampoco,
parándome de frente,
secándome las lágrimas
      e intentando una nueva gambeta a la vida.

miércoles, 29 de enero de 2014

Hora de irse



Ultimos días en La Nada. Me lleno los pulmones. Se ríen a mi alrededor. Risa con olor a tequila, a juventud.
Los miro. Sonrío. ¿Cómo es posible que haya llegado a amar tanto a esta gente?
Están descalzos, tirados en la vereda, riendo, gritando.
Siento el abrazo de los seis que me aprietan las costillas, los omóplatos, el alma. Los siento acariciarme la vida de a poco.
El más pequeño de mis montruos me dice que me ama, que va a extrañarme, que agradece poder ser amigos. Se hace un ovillo y cierra los ojos, empieza a soñar en su cama de cemento, que ya es suya luego de años acostados mirando las estrellas.
Hace frío. Cierro los ojos, ya nadie queda en el lugar, sólo nosotros siete y unos perros callejeros.
Hablamos de sueños, de cosas que tenemos que dejar atrás. De todo el peso que dejamos acá y lo que nos espera.
"Nueva vida" digo. Nada malo pienso llevarme, y aunque mera de miedo, voy liviana, sin prejuicios ni estereotipos, voy.
Vamos. Ahora los tres de la mano, a esperar a los otros cuatro un par de años.
Seguimos con la promesa eterna, y quizás un poco idiota de seguir juntos mientras podamos, de no dejarnos llevar por el viento ni las luces de neón.
                                                             -.-
El viento me despeina, se me eriza la piel. Un último trago de whisky me abraza la garganta. Reconozco que mañana mi cabeza va a ser un desastre. Las personas que parten a trabajar nos miran extrañados y sonríen. "Los mismos de siempre" dicen.
Quiero volver. Quiero volver atrás siempre y quedarme así, vivir así otro tiempo, no mucho, lo suficiente. Quiero soñarnos sin necesidad de dormir. Quiero comer dulces, y escribir sueños, quiero que mis amigos sigan contándome cuentos en donde nosotros somos los héroes y peleamos contra villanos y salvamos el mundo, nuestro mundo. Quiero quedarme en ese lugar, en nuestra cama de cemento en donde soñamos sueños macizos y casi reales, con buenos cimientos. Quiero que no me suelten la mano. Que me acompañen. Que me empujen y se rían de mi seriedad, de mi dramatismo, que me ayuden a tomarme la vida menos en serio, a sobrevivirla.


                                                    _- ✝ -_

En una jungla de cemento se pierden mis ojos,
  están llenos de verde, de pasto recién cortado,
                  de aroma a libertad.

Trato de no perderme, de no cegarme,
      de recordar mi tierra, mis aires, su aroma.
Me dan la mano unos monstruos, me dan coraje.
     Me dieron sueños y fuerza,
ahora me dan tiempo y espacio,
                        me dan una chance.

Me dieron libertad para ser,
                  me dan oportunidad de hacer historia.

                                                 

domingo, 26 de enero de 2014

La extraño. La amo.

Hoy la extraño, y es porque la amo. Porque la amo con todos sus mundos; la amo quieta y efervescente. La amo sin saber siquiera de qué está hecha. La amo y todavía no entiendo como mi pecho no explotó ante sus ojos negros, llenando de mariposas de sangre el lugar.
Amo despertarme antes que ella y mirarla dormir, observar su quietud y admirarla, acostumbrada al remolino que suele ser.
Amo sentirla respirar junto a mi, hacerla reir y sentir su piel rozando la mía, y oirla decir que nada más necesita si estamos así.
Amo decirle que no pienso soltarla y que me encantaría poder quedarme anclada a su cintura el resto del día mientras luchamos para levantarnos a almorzar a las cinco de la tarde, mientras me pide que no vuelva a ponerme la pijama y vuelve a quitarme las ganas de salir del cuarto a besos en la espalda.
Me encanta sentir sus manos pequeñas enredadas en mi pelo, en mi cuello, en mi alma... Y extraño su perfume, y extraño que cada vez que entro al cuarto una ráfaga de su esencia me inunda y extraño apoyar mi cabeza en ese hueco perfecto que forman su cuello y su hombro, en donde empiezan las constelaciones de sus lunares infinitos, que cuento con los dedos mientras ella se ríe y yo muero de amor.
La extraño, completa. La extraño como si hiciera meses no la tuviera conmigo y no comprendo como pude soportar aquellos meses en que nuestros mundos estaban en guerras.
La extraño con el cuerpo y el alma, y extraño que me apriete los cachetes, y que se burle de mi por ser menor, extraño que se enoje si le hago cosquillas e intente no hablarme por unos segundos. Extraño que se queje porque me encanta morderla y su piel blanca no soporta la brutalidad de mis besos.
La extraño. Quiero abrazarla por la cintura y mirar como todos viven mientras nosotras morimos de amor y nos prometemos los mundos que existen aquí, y los que están más allá, formando una familia entera de cactus bonsai con nombres extraños y muñecos cosidos a mano, mientras peleamos por nuestra música favorita y seguimos jugando a Julieta y Julieta en este mundo de locos.


                                                   -.-

Me llenó el cuerpo de mariposas
        y el alma de mostritos
Y todo lo que creí cierto
                cambió por completo con su llegada.

Creí en el amor
        y creí en ella.
Y creo en el amor
         y creo en nosotras.

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"¿Cómo van a caber tantos besos en una canción?"

miércoles, 8 de enero de 2014

Luna de miel y humo

La busqué en la oscuridad del cuarto; la luz de la luna apenas nos iluminaba y las promesas dejaban de ser deudas.
Encendí un cigarrillo y observé el brillo de todo lo que le prohibieron en los ojos. Se acercó. El cuerpo tibio y los ojos ardiendo, mostrándome otro poco de todo el universo que esconden.
El  humo llenaba el cuarto, me llenaba los pulmones, la boca, la sangre; tras unas pitadas me acerqué nuevamente a ella, la miré a los ojos, saboreé de antemano el beso que sabía venía a continuación, y con el sigilo que me da la ebriedad la besé interminablemente, terminando de soltar el dulce humo en su boca.
Nos besamos como si fuera la primera vez en todo el mundo que alguien se atrevía a besarse. Fue un beso con sabor a tabaco, a prohibido, a libertad y desobediencia.
Tras un par de caricias el cigarro terminó por consumirse entre ambas, dejándonos cubiertas de caricias por dar, llenándonos de dopamina el alma, mientras intentaba desarmarle a caricias la cintura y llevarla a volar conmigo.
Jamás la luna se vio tan hermosa como esa noche iluminándola en la penumbra y jamás me sentí más segura que en la oscuridad total y entre sus abrazos eternos.
Dormir tranquila es fácil si tengo quien me cuide el sueño.
Y entonces la luna murió de celos cuando cerré la ventana y ya no pudo acariciarla, y entonces morí de amor entre sus brazos, entre sus besos; y despertar fue renacer, fue revivir, fue verla dormida y saberla real, y saber que es conmigo y soy con ella.

Y si quisieras acompañarme
              huiríamos de este planeta;
     el mundo nos queda chico.

Basta con tu sonrisa
  y un abrazo eterno, nuestro.

Volemos, amor...
               yo invito los besos.