miércoles, 26 de febrero de 2014

Su cabeza en mi pecho y soy feliz
   sus manos y las mías, como dos pajaritos
que quieren volar por primera vez.

Me encanta sentirla durmiendo a mi lado, con su cabeza apoyada en mi hombro y sus dedos enredados en los míos; sus uñas prolijas y las mías llenas de mordiscos.
Me encanta que ocupe toda la cama y me deje el borde de un almohadón y apenas un poco de sábanas; que le agarre calor y nos destape a ambas.

Suena una cancioncita triste,
   canto como al pasar y sé que me mira.
y le cuento lo que no me animo a decirle.

Me resulta extraño como una persona puede hacer que mi alma deje de retorcerse e intentar salir a lagrimones salados por los ojos. Amo abrazarme a su cintura y apoyar mi cabeza en su pecho cuando todo lo que quiero es desaparecer del mundo y hacerme chiquita y llorar. Amo que me calmen sus latidos, y sentir que su pecho es una cajita musical que sólo yo puedo escuchar, mientras me abraza y dibuja círculos con sus dedos en mi espalda.

Me despierta el aroma a té
    su perfume en mi almohada, en las sábanas,
en mi piel,       en mi alma.
Me despiertan sus besos
       y sus pasos por el departamento.

Despertarme con su sonrisa mirándome me fascina y me da ganas de abrazarla y no soltarla jamás, porque la quiero en mi vida. La quiero sin poder distinguir casi entre su cepillo de dientes y el mio, la quiero quejándose de mis medias horribles e intentando dibujarme mientras estudio. La quiero gritando por la casa y haciendo bullicio y saltando para pegarme con los almohadones y riendo.

Quiero tener sus locuras en mi vida diaria
               y que me robe sonrisas
que no sabía que guardaba en mi interior.
                  Quiero que me deje hacerla feliz.

Me hace feliz que me robe el celular y me haga correrla por el edificio, y que me cebe mates amargos toda la noche. Me hace feliz bailar con ella en la terraza mientras me canta canciones en francés casi susurradas. Quiero todo eso en mi vida, y lo quiero para siempre. La quiero despertándome a la noche porque me muevo mucho, la quiero robándome la frazada y llenando todo de papeles de caramelos Alka de cereza. La quiero con sus manos frías en mis costillas. Conmigo. Hoy y siempre.


Me llenó la vida de colores,
             me quitó la tristeza, me dio ganas de reir.
Me acaricia el alma y me canta canciones de cuna;
                                         me cuida los sueños.
Me ayuda a cumplirlos.

domingo, 9 de febrero de 2014

Comunicado desde el rincón

Llanto. Una almohada demasiado húmeda y la cara en llamas. El alma estrujada en la garganta, y palabras que suben por mi esófago. Tengo que decir algo. Tengo que gritar, que decir que me molesta, tengo que decirlo. me callo. Trago todo otra vez, con esfuerzo.
Suben otra vez haciendo presión, el sabor amargo y putrefacto de todo lo que no digo me raspa la garganta, como una caricia macabra.
Intento otra vez callarme, son las seis de la mañana y aún no dormí. Ojalá me hubiera ido hace cuatro horas. Nuevamente ese bolo de palabras a medio masticar que me toca la boca. No puedo volver a tragarlo, sabe muy feo. Vómito.
Un vómito oscuro que me abraza la garganta, el ruido de mi garganta al romperse se escucha a lo lejos y lloro otra vez.
Y sigo llorando, porque es lo que hago desde que llegué, porque es todo lo que no lloré estando lejos, porque no me entienden y tampoco puedo lograr que lo hagan, porque parece que nada de lo que digo se escucha y simplemente no puedo estar gritando.
No puedo gritar lo que no entiendo y no puedo entender que es lo que tanto me lastima, no puedo entender que es lo que tanto me duele, qué es lo que hace que el alma me tiemble hasta hacerme vomitar toda la tristeza, que sigue adentro mio como si la tuviera en la sangre, enfermándome el cuerpo constantemente.
No quiero volver a aquello que un día fui, no quiero volver a la sombra otra vez. Tengo miedo.

sábado, 8 de febrero de 2014

Amo a una mujer que cree que tomar una taza de té juntas es sexy, y a la que le gusta creerme cuando digo que si nos abrazamos loo suficientemente fuerte, el tiempo se para y nunca llega la hora de volver a casa.
Amo a una mujer a la que le divierte hacerme enojar, que no la divierten las actrices que me gustan y que podría estar horas leyendo lo que escribo y sin importar lo terrible que sea va a decir que le encan
ta con una sonrisa.
La mujer que yo amo me pregunta si me casaría con ella prácticamente a diario, todas las veces le digo que si y la miro reírse un rato y hacer silencio luego mientras me dice que habla en serio.
Cada vez que duermo con la mujer que amo pregunta si su cuello en mi brazo no pesa, si no me aplasta, si no me hace mal; amo decirle que me hace bien y morderle las orejas.
La mujer que yo amo es una mujer que me da besos ruidosos en la frente y me hace cosquillas, y me pellizca los cachetes, y me despeina, y me muerde los brazos, y me llena el alma.
Amo a una mujer que escribe cartas y me hace esperar horas,días o meses para leerlas, y quiere mirarme mientras lo hago, y me resisto porque sus cartas siempre me hacen llorar.
Amo a una mujer que planea secuestrarme cada vez que estamos en una terminal de ómnibus y una de las dos se despide de la otra.
Amo a una mujer que me da besos en la nariz, en las mejillas y en el mentón; y en la espalda, y en las manos, en la cintura y en las orejas, y en las costillas, y en el ombligo, en los labios; amo a una mujer que me muerde mientras me besa y se ríe a carcajadas porque "besar es divertido".
Amo a una mujer que, como yo disfruta de las películas clásicas y de las más extrañas y siempre tiene otro ratito para acurrucarse y abrazarme con fuerza.
La mujer que amo me hace escuchar canciones hermosas y, cuando cree que no la oigo las canta bajito mientras se viste, o se peina y me hace pensar que soy demasiado afortunada por tenerla conmigo; me hace comprender que lo soy.
La mujer que yo amo, me hace feliz; me escribe que me ama en papelitos y en las piernas, y cose muñequitos de tela y les pone nombres raros y sonríe con la cabeza apoyada en mis piernas mientras le acaricio el pelo y las mejillas, y cierra los ojos porque está cansada de tanto volar, y se deja acariciar las alas; y yo muero de amor.
La mujer que yo amo es mi mejor amiga y la amo, y puedo estar horas contándole mi vida, escuchando la suya, inventando la nuestra...
Le gustan las nubes y le gusta mirarlas; a mi me gusta ella, y entonces la abrazo hasta que las nubes se vuelven estrellas y le digo al oído que la amo, y que me encanta amarla tanto, y le recito a Cortázar o a Neruda, y ella me dice algo en francés que no entiendo pero me encanta, y siento que no entra tanta felicidad en mi pecho, y entonces, para no estallar en mil pedazos de tanta alegría acumulada... escribo. Y la beso. Y respiro su perfume, ese que me lleva a casa.


                                                         -∞-

Y un día me desperté,
    y estaba entre mis brazos
mostrándome un amor casi irreal.

Y la apreté contra mi cuerpo
      y así vamos por la vida
conquistando nuevos mundos,
    amando otro poquito,
         cuidando de no estallar de tanto amor...
Floreciendo.