lunes, 28 de marzo de 2011

Tranquilizaste mi sollozo co un beso lejano que voló, atravesando las distancias geográficas que hoy nos separan. No lo dije, no dije nada, pero no suelo despertarme de madrugada diciendo tu nombre, no desde hace tiempo. Lloré al recordar que no estabas y descubrí que no puedo amar si no te olvido, que no puedo olvidarte si no me despido, que no puedo despedirme si no vuelvo a verte... más sé que si vuelvo a verte voy a olvidar mis ganas de olvidarte y de seguir amando. No puedo sin vos Principito, con vos tampoco puedo.... Tal vez tenía que ser así, pero me cuesta aceptar que vivo en un pasado que pasó hace mucho tiempo y que ya no soy la nena que juega con vos a las escondidas, que ya no me fascinan tus historias inventadas, que ya no me sacan ningún beso, que ya no recuerdo casi... Ya no soy esa... Temo volver a verte... ya pasó tiempo y así como yo ya no soy la misma, el niño con los ojos sin tiempo es casi un hombre, y en sus ojos han pasado ya años... Y aunque intento no nombrarte me persigue una sombra con tu perfume, y aún guardo papeles de caramelos y dibujos y el sonido de tu risa... y sigo viviendo en una mentira creyendo que aquella sombra sos vos y no otro. La tristeza forma parte de mi esencia, me formé de ella, me nutro de ella para escribir lo que escribo, presumo en mi mundo la tristeza más grande de todas y me sieto liberada, libre de decir lo que siento, en mi espacio, en esa última pulgada que permanecerá vigente cuando ya no estemos... Ahí me siento libre, ahí soy libre... ahi soy YO. Vous et moi, ensemble, à partir de maintenant, jusqu'à ce que jamais... Soyez heudreux petit prince... Au fil du temps nutre ètoile vivront dans le ciel du Nord... Vous voyez autour de vous!

miércoles, 9 de marzo de 2011

Muñequita de antaño.

Traía una extraña sonrisa y una mirada cargada de tormentas. Su respiración apenas si cortaba el aire y sus pestañas de muñequita de porcelana se movían al compás de una música muda rogando un poco de afecto.
Pero soy cobarde y no me atreví, no pude decirle que la comprendía,no pude detener su caminar errante, sin pisadas, como de viento.
Así que sin vacilar ni mirar atrás, la princesita de viento siguió su camino, cargando en su espalda el peso de tantos besos rotos, de tantas miradas lejanas, de tantas caricias llenas de ausencias...
Me dejó una mirada que aún hoy me desarma, un cuento muy triste y su llanto golpeando mi almohada.
Ojalá princesita algún valiente detenga tu paseo eterno en busca de cariño, y vuelvas a sonreir, como antes, como siempre que una mirada desconocida reparaba en tus ojos y te sentías con vida nuevamente.