domingo, 26 de enero de 2014

La extraño. La amo.

Hoy la extraño, y es porque la amo. Porque la amo con todos sus mundos; la amo quieta y efervescente. La amo sin saber siquiera de qué está hecha. La amo y todavía no entiendo como mi pecho no explotó ante sus ojos negros, llenando de mariposas de sangre el lugar.
Amo despertarme antes que ella y mirarla dormir, observar su quietud y admirarla, acostumbrada al remolino que suele ser.
Amo sentirla respirar junto a mi, hacerla reir y sentir su piel rozando la mía, y oirla decir que nada más necesita si estamos así.
Amo decirle que no pienso soltarla y que me encantaría poder quedarme anclada a su cintura el resto del día mientras luchamos para levantarnos a almorzar a las cinco de la tarde, mientras me pide que no vuelva a ponerme la pijama y vuelve a quitarme las ganas de salir del cuarto a besos en la espalda.
Me encanta sentir sus manos pequeñas enredadas en mi pelo, en mi cuello, en mi alma... Y extraño su perfume, y extraño que cada vez que entro al cuarto una ráfaga de su esencia me inunda y extraño apoyar mi cabeza en ese hueco perfecto que forman su cuello y su hombro, en donde empiezan las constelaciones de sus lunares infinitos, que cuento con los dedos mientras ella se ríe y yo muero de amor.
La extraño, completa. La extraño como si hiciera meses no la tuviera conmigo y no comprendo como pude soportar aquellos meses en que nuestros mundos estaban en guerras.
La extraño con el cuerpo y el alma, y extraño que me apriete los cachetes, y que se burle de mi por ser menor, extraño que se enoje si le hago cosquillas e intente no hablarme por unos segundos. Extraño que se queje porque me encanta morderla y su piel blanca no soporta la brutalidad de mis besos.
La extraño. Quiero abrazarla por la cintura y mirar como todos viven mientras nosotras morimos de amor y nos prometemos los mundos que existen aquí, y los que están más allá, formando una familia entera de cactus bonsai con nombres extraños y muñecos cosidos a mano, mientras peleamos por nuestra música favorita y seguimos jugando a Julieta y Julieta en este mundo de locos.


                                                   -.-

Me llenó el cuerpo de mariposas
        y el alma de mostritos
Y todo lo que creí cierto
                cambió por completo con su llegada.

Creí en el amor
        y creí en ella.
Y creo en el amor
         y creo en nosotras.

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"¿Cómo van a caber tantos besos en una canción?"

2 comentarios:

Aquí te dejo la Sortija. Subite y da otra vuelta...