domingo, 8 de febrero de 2015

Intentó dejar de romperse, pero el mundo a su alrededor la asfixiaba, la aplastaba, le obstruía la respiración. Cada rajadura, cada grieta cedía bajo el peso del mundo, lo sentía en los huesos. Sus pulmones colapsaron bajo el peso de tantas expectativas puestas en sus hombros.
Soñó ser lo que quería y estaba convirtiéndose en lo que esperaban. No quería.
¿Revolución? ¿Otra vez? Ya no estaba para eso. Decidió malgastar horas nuevamente.
Rebelde con causa esta vez. ¿Qué causa? El silencio.
No la oían, ya no podía gritar, ya no salía nada de su boca y en un intento casi desesperado por hacerse oír… su pecho reventó.
Un mar de letras rojas brotaron sin parar desde el hoyo oscuro y profundo en medio de su pecho. Las vísceras que se veían aún temblaban, felices porque por fin se sentían livianas.
Así anda por la vida, medio muerta, aún sangrando, sus heridas no fueron hechas para sanar; sus letras rojas caen gota a gota por su pecho blanco como un pequeño reguero de lágrimas. Tal vez así es… Si.
Tal vez es su alma hecha un bollito que llora promesas que nadie cumplió. Tal vez fue eso mismo lo que la ahogó en un principio.

Tal vez aún hay tiempo. Tal vez sólo necesita alguien que se anime a escuchar y que la abrace fuerte. No es más que una nena con miedo; con mucho, muchísimo miedo.

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Aquí te dejo la Sortija. Subite y da otra vuelta...