martes, 5 de marzo de 2013

Equivocaciones correctas

Caos. Besos. Olor a lluvia, a barro, a vino, a dulces. Humo azul y sonrisas de colores. Luces que me seguían el ritmo.
Un par de ojos desconocidos se me aparecieron en la penumbra y entonces no sé, si fue el alcohol o tu recuerdo el que me hizo perder la conciencia.
Entre la lluvia me sentí libre de mí misma y corrí en tu dirección una vez más, y me encontré a los gritos frente a tu puerta, llorándote las verdades que grita mi alma desde hace tiempo. Sé que me viste cariño, sé que me oíste, sé muy bien que entendiste lo que quise decir al decirte que tu sonrisa ocasionaba esta tormenta.
Ahora comprendo mucho menos que hace unos meses, y creo innecesarios esos modos de tratarme, tan cariñosos, tan inocentes. Como si no hubieras visto mi mirada entre la lluvia, como si mi corazón no hubiera roto el llanto de la noche.
No tengo nada más que decirte salvo que fue un honor morir entre tus brazos y volver a la vida.
Fue un honor haberte dicho mis verdades, y haber oído las tuyas, que aunque resulte increíble, se parecen bastante a mis sueños.
Quisiera tan sólo un tiempo más, pero no lo tenemos, simplemente hay que agachar la cabeza y seguir como si nada. Adiós.

                                          -♥-
El alcohol, la noche,
              los misterios, la lluvia,
tus besos, el viento...
       tus ojos, mi soledad.

No son buenas combinaciones,
              más el Universo no pregunta.
El ordenó, y obedecimos,
       y aunque fue una falta de respeto
y aunque se nos olvidó el decoro...
               El Universo es sabio,
Y simplemente a ambas nos gusta equivocarnos.

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