miércoles, 14 de diciembre de 2011

Retrato

La luz de la luna iluminaba su silenciosa sonrisa y hacía que sus ojos brillaran más de lo normal.
Sentada en los tejados no era más que otra sombra entre las humeantes chimeneas que cortaban el negro cielo de invierno con sus grises y sus blancos… con sus cálidos aires.
Llevaba la música en el alma y en los pies, que se movían al compás del llanto monótono de un violín lejano.
Sus mejillas y sus manos estaban cubiertas de hollín y completamente heladas.
Sus labios buscaban en la triste oscuridad un par de labios amigos que le quitaran la escarcha de los hombros.
Sin esperar compañía hablaba sola, en voz baja, reía desquiciada, loca, perdida en sus delirios.
El frío la abrazaba; temblando de risa y soledad sus pupilas vacías y lejanas buscaban en las estrellas alguna respuesta… alguna pregunta… algo.
A su derecha, un gato negro y vagabundo se lamía las heridas de guerra mientras maullaba un tanguito melancólico de amores perdidos y encontrados.
La locura la venció y sin pensarlo dos veces bajó de su torre de hollín, humo y escarcha para bailar sobre los desvencijados adoquines, sobre la sucia sonrisa de la ciudad que la había visto perder la cabeza.
Bailando se alejó de todo… con su gato herido y su musiquita muda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí te dejo la Sortija. Subite y da otra vuelta...