No entendí qué fue lo que me hizo a la distancia. Una palabra y estaba mareada y diciendo cosas que jamás creí decir, al menos nunca pensé decirle.
Era gracioso, divertido, ocurrente. Me divertía, pero algo, en algún momento hizo eco en mi interior y la verdad oculta tras esos chistes me pegó duro un sopapo en el alma.
Me dejó una palabra en los labios y volvió a calmar el mar de su cabeza inquieta, más en mi océano una tormenta ya comenzaba a desatarse, y mi mente no entiende de juegos ni razones, y simplemente se dedicó a formar historias que probablemente nunca salgan de allí.
Y un nudo de tristezas se formó en mi tripa, ahogando así las palabras que quedaron por decir, matando de a poco esas mariposas que habían llegado a formarse.
Nada por decir, sólo silencio, y espera... Silencio frío, limpio, que aprieta como una abrazo muy nuestro y me seca un par de lágrimas antes de que broten.
Silencio y espera, como espero el invierno, como espero tu voz, como te espero, en silencio.
-♥-
Y aunque intente escapar
las mariposas ingresan a mi cuerpo sin aviso
me invaden el alma
me aceleran el corazón
sin importar frente a quién.
Y no entiendes cariño,
conmigo no te conviene
no sé jugar ese juego
tampoco quiero aprender.
Regálame aquel beso helado
que promete resucitarme.
Regálame tu risa clara
quiero dormirme escuchándote.